viernes, 3 de diciembre de 2010

Primera lectura de Faulkner

Faulkner pensando en una novela
Mientras agonizo

Es la primera novela del ciclo de Yoknapatawpha, pueblo creado por Faulkner, donde transcurre buena parte de su producción novelística y que serviría como inspiración para las posteriores Macondo, Comala, Santa María o Región. (No olvidemos que Faulkner es la influencia central de Rulfo y, en segundo plano, de Onetti , G. Márquez o Piglia, hasta donde llego). La novela retrata las miserias de la familia Bundren a comienzos del siglo XX en plena decadencia del sur cuando muere Addie Bundren, la madre, y su marido y sus seis hijos (Cash, Jewel -este apócrifo, concebido con la gracia de un servidor de Dios-, Darl, Dewey Dell -quien también tiene algo apócrifo- y Vardaman, el niño) tienen que llevarla desde el condado en donde viven hasta Jackson, donde ella quería ser enterrada. La palabra odisea parece adaptarse bastante, aunque en este caso Ulises sea un cadáver y sus acompañantes los que de verdad atraviesen las penalidades del viaje. Lo original y más interesante, además de la patética historia, es la percepción de cada uno de los integrantes de la familia y algunos allegados que, en cierta forma, testifican, ya que la novela está compuesta por secuencias en las que distintos personajes toman la voz narradora impregnando la historia con su peculiar visión, desde el sensible-iluminado-loco Darl hasta el pequeño Vardaman, que confunde a su difunta madre con un pez, Anse, el obstinado y odioso padre, fuente de todos los males junto a Addie que nos habla en el centro de la novela para mostrar su desafección con sus hijos.

La familia Bundren y, en líneas curvas, sexo fuera del matrimoño.


El efecto final, claro, es el de una novela de múltiples interpretaciones, cargada de lirismo en algunas partes (en particular el monólogo de la madre muerta), fervor religioso, inocencia y desengaño, ya que cada personaje trasluce su personalidad en sus palabras. Ellos mismos cuando hablan son los que se dibujan, los que crean los matices, los que cuentan sus culpas, sus miedos, su frustración. Poca alegría, eso sí.

"Pero no estoy seguro de que alguien pueda decir lo que es la locura y lo que no lo es. Es como si en cada hombre hubiera otro que estuviera más allá de la cordura y la locura, y que mirara los actos cuerdos y locos de ese hombre con el mismo horror y el mismo asombro."
"Si uno pudiera deshascerse en el tiempo. Sería estupendo. Sería estupendo poder deshacerse en el tiempo."
"Recordaba que mni padre solía decir que la razón para vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo, y cuando tenía que verlos (a mis hijos) día tras día, cada cual con sus pensamientos egoístas y secretos, cada cual con su sangre distinta a los demás y a la mía, y pensaba que al parecer era mi único modo de prepararme para estar muerta, odiaba a mi padre por haberme engendrado."  
 " Fue entonces cuando aprendí que las palabras no sirven para nada; que las palabras no se ajustan nunca a lo que tratan de decir."

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